Por José Merino @PPmerino

Morena pudo haber manejado el episodio de mucho mejor modo y con mucho mayor transparencia. Sin duda. También podemos estar de acuerdo que en general, más es mejor que menos transparencia, especialmente en lo que toca a partidos políticos que tanto dinero manejan y con tan poca rendición de cuentas. Sin duda.
Pero veo varios problemas con las críticas a Morena. No se trata de defender el proceso, sino de ponerlo en contexto: 

1. No hay en la ley de partidos ni en la ley electoral nada que obligue a Morena o cualquier otro partido a un mecanismo de selección de candidatos o a revelar los criterios y puntajes de dicho proceso. 

2. El argumento recae en el artículo 6 de la Constitución (transparencia) y la idea de que todo lo que se haga con dinero público debe ser transparentado. Principio defendible, pero no siempre aplicable. Todo lo que los partidos hacen, lo hacen con dinero público… ¿Debe todo ser transparente? Honestamente no creo, habrá muchísimas cosas (entre ellas, por ejemplo e incluso, los criterios de selección de candidatos) que merezcan ser resguardadas por cuestión de estrategia. En todo caso, la decisión tendría que recaer en el INFODF o INAI. Mi único punto es que decir “principio de máxima transparencia” no elimina por decreto que haya otros criterios en conflicto y que cuando eso ocurre, tenemos autoridades colegiadas que ponderan y deciden. 

3. No es difícil ver las encuestas previas al jueves y armar un argumento sobre por qué ganó Sheinbaum: menos negativos; mayor crecimiento en último mes; mayor potencial de crecimiento; mayor calificación en solución de problemas específicos; mayor apoyo en votantes generales; etc. Además, viendo lo mismo, es bastante factible que en términos de intención de votos (una medida, una variable) los dos candidatos punteros llegaron con un empate estadístico. Esto implica que el criterio de desempate tuvo que haber incluido otras variables, con otras medidas, y otras ponderaciones. Esto es, es factible (aunque evidentemente no lo sé de cierto) que LA pregunta de la encuesta no resolviera con claridad el dilema y el criterio considerara otras preguntas, otros criterios, otras ponderaciones. Es decir, que el criterio fuese más político que de diferencia significativa entre medias. ¿Eso debe ser revelado y transparentado? ¿Por qué?

4. Me parece rarísima la postura que lo que parece no perdonar a Morena es “hacerle al cuento”, es creer que la certeza del “mal” es siempre mejor que la incertidumbre del “bien”.

5. Pero el punto anterior se relaciona con otro más problemático: lo que no le perdonamos a Morena es que parezca hacer lo que el PRI ha hecho siempre. Este punto es problemático por varias razones: 

a. Nos vuelve implacables cuando creemos ver en otros partidos prácticas “priístas” y tolerantes cuando es el PRI quien lo hace. 

b. Crea hacia el PRI expectativas inelásticas: ya “sabemos” cómo son en el PRI, nada que hagan mal agrega información o afecta su imagen, nada podemos esperar de ellos, cualquier falla en otros partidos, los vuelve entonces competitivos. 

c. Esto nos lleva a un lugar en el que somos capaces de preferir al PRI siendo el PRI, eligiendo por ovación a un candidato de unidad, sin deliberación o voto, que a un candidato de oposición que fue electo por una encuesta de la que desconocemos detalles (aunque tengamos pistas claras, ver 3.). 

6. El argumento no es que debamos perdonar a Morena lo que perdonamos al PRI. El punto es que incluso aquí, hay diferencias notables en los procesos, y que en su caso, seamos implacables con todos. ¿Alguien recuerda una oleada de críticas similares ante la elección de un candidato del PRI a un gobierno estatal por una encuesta que nunca se dio a conocer? (ha habido varios). ¿Por qué aquí sí y allá no?. 

7. Escudriñar a los partidos es un ejercicio necesario y meritorio. Exigir transparencia, también. Eso es indiscutible. Pero cuando escudriñar y exigir aplica a unos y no a otros, lo que se defiende no es la transparencia o la democracia, lo que se defiende son los sesgos, la aplicación particularista de criterios públicos, las filias y las fobias personalísimas. Nada más..‬